miércoles, 30 de abril de 2014

EL NEGRITO GÓMEZ

Corría el año de 1967 y el señor Pimentel, uno de los más ricos de la ciudad, había acudido con su esposa y sus dos hijas al hipódromo. Negrito Gómez se coló gracias a que los invitaron a él y a su amigo Jonás a entretener a la concurrencia. Al señor Pimentel, de carácter jocoso, le gustó su espectáculo cómico y los invitó a actuar en una reunión que daría el siguiente día, donde recibiría a un duque que venía de España a conocer el país.

Negrito pensó, como siempre lo hacía, en su maestra Altagracia, y en cuánto le hubiera gustado asistir a una fiesta así, ella que había conocido la pobreza y los círculos selectos por igual, aunque luego se acordó de que no era muy fanática de la alta burguesía, y supuso que a lo mejor no. 


La única vez que Negrito Gómez había visto personas tan distinguidas fue cuando tenía diez años y trabajaba con un pescador. Un barco color vino encalló en el puerto de Veracruz y el negrito alcanzó a ver en cubierta a unas damas hermosas -o al menos a él le parecieron hermosas- que se sujetaban el sombrero para que el fuerte viento no se lo llevara. Aún recordaba vívidamente los colores ocres de sus vestidos, sus rizos castaños despeinándose y sus perritos ridículos corriendo por todos lados.

Al Negrito le llamaban Negrito Gómez porque una señora que así se apellidaba lo libró de las crueldades de la calle cuando era pequeño, y como todos le decían “Oye, negrito” para acá, y “Oye, negrito”  para allá, se le quedó Negrito como nombre de pila, pero la verdad es que no tenía identidad oficial, ni idea de quiénes habían sido sus padres. El caso es que la señora Gómez era una dama admirable que tenía ocho hijos y se dedicaba a remendar vestidos, y aún así permitió al chiquillo famélico dormir en su casa y le dio de comer. Cuando el niño consiguió trabajo con el pescador, un anciano que vivía solo en una choza en la playa, le prometió a la señora Gómez que seguiría yendo a la escuela pública y se fue a vivir con él, porque le dio compasión el pobre ermitaño. Cuando el señor ya nunca regresó del mar, Negrito volvió con la señora Gómez, a quien le iba un poco mejor porque había conseguido un trabajo extra en un teatro como vestuarista. Le consiguió un trabajo a Negrito allí, limpiando los pisos y las butacas. Era un teatro húmedo con las cortinas pardas y raídas, que albergaba a una compañía amateur, excepto por la señora Altagracia Manrique, que era una excelente actriz. Cuando la señora Altagracia era joven, la corrieron de su casa por sus aspiraciones artísticas, pero luego tuvo éxito en la ciudad de México, y entonces buscaron la reconciliación para presumir de su talento con sus amistades. Pero desde que había caído en desgracia otra vez, la acusaban de estar loca. Negrito sabía que, aunque era un poco melancólica, estaba más cuerda que él. A través de los años, ella le enseñó a Negrito a bailar, cantar y tocar el requinto, y pulió sus modos y su cultura, sin cobrarle un centavo, porque eran buenos amigos y ella tenía fe en él. Altagracia era bella, aunque las arrugas ya surcaban su rostro, y tenía muchos amigos cultos que organizaban bohemias en su casa. A veces Negrito lloraba porque las líneas de sus facciones se habían ido borrando de su mente, y no tenía ninguna fotografía suya. 

Altagracia tenía una gran colección de discos de música clásica, y el favorito de Negrito era uno de Chopin, que ella le regaló la última vez que se vieron antes de que sus hermanas se la llevaran a un hospital y nunca la pudiera encontrar. 

Triste por todo esto, fue por la bendición de su madre, la señora Gómez, que le dio un poco de dinero y un itacate, y decidió irse a la ciudad de México, como la señora Altagracia le había recomendado, con un par de camisas y el disco de Chopin como único equipaje. Al principio, durmió en la calle mientras tocaba el requinto y cantaba por el día para obtener dinero. Buscó a los antiguos amigos de su mentora, pero, aunque algunos lo recibían con amabilidad, le daban largas o le decían que su compañía o elenco ya estaban completos. Le aseguraban que le llamarían, pero Negrito no tenía casa, mucho menos teléfono. Luego descubrió un albergue para vagabundos, y consiguió trabajo de obrero, donde conoció a Jonás, que era payaso en la Alameda Central, y armaron un espectáculo juntos. 


Fue así como los vieron y los invitaron al hipódromo, y allí estaban, en un salón de la mansión Pimentel, donde las damas con vestidos de marca los miraban como si estuvieran hechos de mierda. Los europeos se divertían con ellos como si fueran dos changos del circo. Lo que le pareció triste a Negrito de no sentirse ofendido, es que era signo de que ya se habían acostumbrado a esos tratos. El espectáculo terminó y querían despedirse del señor Pimentel, y que les pagara lo prometido, pero estaba ocupado porque se acababa de encontrar a una vieja amiga suya. Para acceder a él se vieron obligados a atravesar la fiesta, lo cual disgustó a los invitados, que se abrieron como el mar rojo a su paso. Alcanzaron a escuchar cómo uno de los yernos de Pimentel comentaba el buen negocio que había sido casarse, en un supuesto tono de broma. Finalmente, el señor Pimentel los vio, les dio palmadas en la espalda, con auténtico agradecimiento, y, además de pagarles lo convenido, les regaló cigarros y dos pasteles.

—A sus órdenes, cuando guste.— le dijeron, y volvieron a sus casas de lámina.


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miércoles, 23 de abril de 2014

EL VERDADERO ROSTRO DE MICHOACÁN, PARTE 3


Fotografía de Liajes
Finalizaré con un par de aspectos que se quedaron pendientes, y espero que este recuento -brevísimo y nada completo- de lo positivo de Michoacán ayude, aunque sea a una sola persona, no a borrar este trance lamentable, pero sí a tener un panorama más realista. 

CULTURA

La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, antes Colegio de San Nicolás Obispo,  lo fundó Vasco de Quiroga en 1540 para preparar a los evangelizadores, y se convirtió en una de las instituciones educativas de mayor importancia en el país. Se le nombró universidad en 1917, y actualmente enfrenta un panorama problemático, plagado de huelgas y suspensiones, que esperamos que se resuelva pronto para que se recupere en todo su esplendor.
Aula máter de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Fotografía de venamorelia.com.mx

Vinculados a la universidad o no, hay una enorme cantidad de mujeres y hombres que contra mil obstáculos organizan seminarios, eventos, talleres y encuentros del mejor nivel, a veces luchando contra las mismas instituciones que tendrían que apoyarlos. 

Un evento más o menos reciente, de presupuesto privado, pero que creo que puede tener un fabuloso futuro, es el Festival de Cine de Morelia, pero eso depende de que disminuya su carácter elitista y se incluya al público moreliano en la agenda, de lo contrario seguirá siendo bastante gris, como hasta ahora. Si por alguna casualidad feliz del destino hay entre mis diez o quince lectores alguien con influencia en el Festival, se agradecería que abrieran un poco más el programa, más conferencias, no sólo una por cada veinte invitados, entrevistas abiertas al público, que avisaran dónde y cuándo son las alfombras rojas, en lugar de tristes proyecciones gratuitas de las que ya tenemos siempre en los cineclubs.

Y para cerrar, un motivo que, por sí solo, haría a alguien quedarse aquí más de lo planeado:

GASTRONOMÍA EXQUISITA

Michoacán significa “Lugar de pescadores”, y no es gratuito, ya que hay las mejores truchas, charales (unos pequeños pescados que casi se encuentran solamente en los lagos de México, y que saben a gloria con una cerveza), y pescado blanco.

De Cotija son el queso con denominación de origen, que ganó un concurso como el mejor queso seco del mundo, y el inigualable chorizo.
Dulces típicos
Fotografía de travelbymexico.com

Dulces típicos que tienen origen prehispánico, pero mejoraron con la fusión cultural, cuyo único riesgo estriba en enfermarse de diabetes por no poder parar de comer. Ates, cocadas, chocolate casero, nieve de pasta...

Charanda
Fotografía de Thelmadatter
Junto con las "carnitas" de Quiroga -que hasta los vegetarianos confiesan extrañar- el platillo clásico y una de las estrellas de la cocina michoacana son las corundas y uchepos, que son algo así como tamales de alta cocina, las primeras triangulares y secas, los segundos con una textura más húmeda, suave y delicada.Y nadie se puede ir de aquí sin probar la sopa tarasca, las enchiladas placeras, y una ensalada de frutas con queso y chile, llamada gazpacho, aunque nada tiene que ver con el platillo español.

El licor clásico, aparte del rompope de los conventos y empresas privadas, es la charanda, destilado de caña o melao.

Les dejo como bono la danza de los viejitos. Tal vez no se aprecie muy bien porque no encontré un vídeo con calidad,  pero es un espectáculo folclórico bastante divertido.



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miércoles, 9 de abril de 2014

EL VERDADERO ROSTRO DE MICHOACÁN, PARTE 2.

LUCHA

Foto de Paul Alexander 
Prosigo aceptando que la situación en Michoacán es difícil y abrupta, no sólo en últimas fechas. Tal vez por la pobreza y el rezago algunos toman caminos torcidos, pero, desde aquí en el silencio, la mayoría de los michoacanos enfrentamos las carencias y adversidades con conciencia política y creatividad. Por ejemplo, cada quién puede tener su propia opinión sobre ellos, pero no cualquier sitio tiene una guardia comunitaria, nuestros propios "Vengadores". Rústicos, si quieren, pero reales.
Pero ya no hablemos de situaciones límite, y veamos un poco más de lo que la gente hace mientras su imagen se enloda en los medios gracias a unos cuantos sociópatas:

ARTE Y CULTURA

Por supuesto, los indígenas de la meseta tarasca tienen una fabulosa cosmogonía que, por suerte, ha sobrevivido hasta hoy, pero, independientemente de cualquier creencia religiosa o falta de ella, no se puede negar la labor de jesuitas, franciscanos y agustinos españoles durante la colonia para el desarrollo cultural y educativo, en especial del oidor Vasco de Quiroga, a quien los indígenas rebautizaron con cariño como Tata Vasco. Gracias a los colegios que fundaron y su labor para integrar ambas civilizaciones hubo un florecimiento cultural por cuyas consecuencias hemos logrado mantener la dignidad como pueblo.
Casa de las artesanías, Morelia
Fotografía de VeoKenxiz
El universo de las artesanías típicas en esta tierra no tiene límite, y requeriría mucho más que una entrada para abarcarlo: alfarería y cerámica, cobre, forja, hilados y tejidos, objetos diversos de tule, paja y chuspata, muebles de cuero y madera, las prestigiosas guitarras de Paracho, joyas extraordinarias de plata y oro, maderas y lacas, y juguetes que para muchos de nosotros son clásicos que nos regresan a la infancia.
Artesanías de madera y fibras
Fotografía de Thelmadatter
Pieza en técnica al negativo del Taller Hernández Cano
Fotografía de Ángeles Arévalo









En música hay dos vertientes, clásica, que tiene su corazón en el conservatorio de las Rosas, el más antiguo del continente americano, y la popular, que rescata la tradición indígena, y se expresa principalmente en las llamadas pirekuas. Aqui encontré esta hermosa interpretación clásica, por Rocío Próspero, hija de Salvador Própero, importante investigador de la música prehispánica. 


Otro ejemplo es esta pirekua que la enorme Lila Downs (aunque ella es oaxaqueña) seleccionó en su album "Una sangre/One blood":


En lo clásico destaca el autor Miguel Bernal Jiménez, quien impulsó al conservatorio, el cual con el tiempo alcanzó a ser el Centro de Excelencia Musical de América Latina, y el famoso coro de niños cantores de Morelia. 







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miércoles, 2 de abril de 2014

EL VERDADERO ROSTRO DE MICHOACÁN, PARTE 1

Foto de Alejandro Linares Garcia
Para los que lean desde otro país, Michoacán es un estado de la costa mexicana del Pacífico, cuna de la única civilización indígena, la purhépecha, que se resistió a la conquista más tiempo que el resto, y que cuando finalmente cedió fue de manera pacífica, y cede de la conspiración de independencia, pero también, últimamente, uno de los principales centros de operación de varios cárteles del narcotráfico. Por este tema, en estos meses, o incluso años, sólo se habla de su faceta violenta y oscura, y de todos los conflictos político-sociales que se  han derivado de allí. La imagen de nuestro estado ha quedado por el piso, y pareciera que es un páramo sin ley, donde reinan la indolencia, corrupción y miseria. Pero eso no es del todo justo, y por esa gran mayoría que formamos lo que en realidad es Michoacán, quiero quitar (un poquito) esa máscara de sangre e intentar revelar lo que realmente hay bajo el sol en este pedazo de tierra.*

AMBIENTES DE FÁBULA.

Cuando escribo sobre árboles exuberantes con más mariposas monarca que hojas, lagos que son un doble del cielo, pueblos mágicos, playas tornasoles, edificios y pirámides majestuosos, bañados de nostalgias que huelen a piedra añeja, y tardes con un hechizo de bienestar absoluto, no estoy comenzando a relatar un cuento de hadas como parece, me estoy limitando a describir, y muy someramente, la tierra donde tuve el privilegio de nacer y crecer.
Lago de Cuitzeo
Foto de www.mexicodesconocido.com.mx
Zona arqueológica de Tzintzuntzan
Foto de www.cie.umich.mx

Morelia, capital de Michoacán
Foto de la Secretaria de Turismo Michoacán
Pátzcuaro
Foto de Jenaro Parra

Es imposible transmitir la sensación deliciosa de sentarse a comer junto al lago de Pátzcuaro, o de regresar a casa y cruzar la alfombra de plata del lago de Cuitzeo como bienvenida, o entrar a cualquier mansión o iglesia colonial y sentir que todavía susurran nuestros antepasados en las estancias frescas de cantera, y ya no querer salir, o probar los aguacates, fresas, limones y demás exquisitos frutos de nuestra tierra generosa, lo extraño de visitar un pueblo enterrado por la lava como San Juan Viejo, o el simple hecho de mirar por la ventana cualquier día y sentir el viento templado en el cabello...

Santuario de la mariposa monarca
Foto de www.turespacio.com
San Juan Viejo
Foto de Lix Rangel







Costa de Maruata
Foto de www.viajandomexico.com











CARÁCTER PECULIAR

La michoacana, de Jesús Helguera.
Podría hablar de Alfonso García Robles, premio nobel de la paz, o del gran insurgente Morelos, o de tres de los mejores compositores de música popular en Latinoamérica, pero prefiero hablar de los ciudadanos comunes. Las personas de por aquí somos la aleación de la descendencia del legendario guerrero Tariácuri y de diversos linajes, además de españoles celosos de sus ideales, franceses, que algunos quieren suponer que eran nobles y otros que eran piratas, judíos conversos, orientales y, como en todo México, mestizajes tan diversos que ya es imposible precisarlos.

No todos entran en el perfil, desde luego, pero los michoacanos comunes somos, en rasgos generales, algo apáticos y tímidos en apariencia, pero sólo como engañosa envoltura de un espíritu de lucha y superación inquebrantable, con principios bien cimentados, dispuestos a superar siempre los obstáculos, que tenemos muchos y enormes, sin dejar de tener una dulzura  y serenidad características.  
Hombre michoacano
Foto de www.mexicodesconocido.com.mx

Algunos se han pasado de belicosos, pero esos son un grupo mínimo, y a los cuales se les ha puesto demasiada atención como para ahondar en su comportamiento. La mayoría preferimos el camino del trabajo, estamos buscando de manera constante formas nuevas de hacer las cosas, somos curiosos y nos gusta pensar, como dirían los estadounidenses, “fuera de la caja”. En cuanto a ideología, aquí no existen dudas o relativizaciones, seamos de derecha, centro o izquierda, religiosos o ateos, o puntos intermedios, tenemos claro quiénes somos y qué pensamos. A diferencia de otras comunidades más influenciables, aquí lo habitual es tener las raíces bien plantadas: nos importa mucho el honor, el respeto a nuestros padres, y seguir nuestros códigos personales con coherencia. Eso provoca que algunos no encajemos en ambientes sectarios o impositivos.

La verdad sea dicha, las familias tienden a ser matriarcales, porque las figuras femeninas son demasiado fuertes. Nuestras madres, maestras y amigas, blancas, morenas, de campo o citadinas, son la mayoría líderes en donde se paren, ejemplos de vida que nos acompañan para siempre y capaces de enfrentar cualquier prueba con tal de conseguir, no sólo la manutención básica, sino los sueños propios y de su familia. No es raro ver a una anciana que bajó con el mejor humor desde la montaña a comprar víveres para toda su prole, o a una profesora imponente que todos temen porque exige mucho más allá de la zona de confort.

*Esto no es promoción turística, nadie me está pagando.




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