miércoles, 20 de noviembre de 2013

AMIGAS



Salíamos todas como un solo ser después de la escuela y cruzábamos la Avenida Madero en fila, descalzas, sintiéndonos en Abbey Road, y luego comíamos una hamburguesa en una de esas fuentes de sodas del centro, tan anacrónicas como nuestros gustos musicales. Más tarde, alguna creía ver un hombre guapo por Villalongín, y entonces corríamos libres a ese encuentro imaginario.

Esto lo repaso, detalle a detalle, mientras recorro la Avenida Madero, con zapatos apretados. Al cruzar la calle, esquivo un carrusel de rostros de pueblo cansado, que son espejos, y al pasar junto a la fuente de sodas, la veo convertida en una tienda de ropa de mala calidad. En Villalongín, la policía está arrestando a unos sujetos, por lo que las personas caminan rápidamente en dirección contraria, solas y asustadas tras ese encuentro indeseado.

Nosotras, mientras tanto, somos los fragmentos de un planeta desintegrado flotando en el espacio.

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